Por Sofía Fuentes
Argentina se convirtió en el primer país de la región en reconocer a las identidades no binarias en los DNI, un cambio a nivel social y político que trajo nuevamente a la mesa los debates en torno al género, la diversidad sexual y el uso del lenguaje no binario.
¿Alguna vez te preguntaste cómo identificarte ante un mundo que pide constantemente una declaración formal de tu identidad? ¿Cuántas veces tuviste que elegir entre el silencio cómplice del binarismo y tu verdadero deseo? ¿Cómo nombrar todo aquello que no cumple con la norma heterocis imperante?
El camino recorrido por los feminismos y las disidencias se acerca cada vez más a ese horizonte transformador. En pleno siglo XXI, Argentina avanza en materia de derechos humanos y se convierte en el primer país latinoamericano en reconocer a las identidades no binarias en los DNI. Esto implica la posibilidad de que las personas puedan elegir entre las categorías de género F (femenino), M (masculino) o X, es decir, «sin especificar» en el documento nacional de identidad y en el pasaporte.
El Decreto 476/2021 fue anunciado el pasado 21 de julio por el presidente Alberto Fernandez, junto al ministro de Interior Wado de Pedro y la ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, en un acto realizado en Casa Rosada. Si bien nuestro país cuenta con la Ley de Identidad de Género desde el año 2012, en la que se indica que «toda persona podrá solicitar la rectificación registral del sexo, y el cambio de nombre de pila e imagen, cuando no coincidan con su identidad de género autopercibida», hasta el momento los DNI no contemplaban a las identidades no binarias, es decir, a aquellas que no se autoperciben ni como hombres ni como mujeres.
¿La «X» en el DNI es realmente la solución al problema estructural?
La X ha generado controversias en el debate público desde el comienzo del uso del lenguaje no binario. La Real Academia Española (RAE) sentenció tajantemente que el uso de la «x» o la «e» era innecesario. Desde ese momento, las preguntas empezaron a girar en torno a cómo nos comunicamos, qué palabras tienen más valor que otras y cuáles merecen ser deslegitimadas. Poco a poco, nos encontramos repensando nuestro rol social y su constante devenir desde los parámetros lingüísticos y culturales acerca de cómo nombrar aquello que no responde a las normas binarias clásicas de mujer/varón, de todos y todas. Quizás, por momentos, nos olvidamos de que el mundo sigue girando y, en ese constante devenir de cambios y transformaciones sociales, el lenguaje también fue atravesado por los debates de género.
El DNI no binario llegó en el momento justo cuando el debate en torno a prohibir o no el uso del lenguaje no binario (o «inclusivo») era introducido dentro del recinto del Congreso. Una semana después del Día Internacional de la Visibilidad No Binaria, se promulgó el decreto de los nuevos DNI. Desde los diferentes colectivos y, sobre todo, desde los feminismos, se habló de un avance histórico en materia de derechos humanos para toda la región. Sin embargo, para parte del colectivo LGBT+ y TTNB la X no es suficiente. Ya lo anunciaba Valentine Machado, una de las primeras tres personas que recibieron su nuevo DNI en el acto en Casa Rosada: «No somos una X» alcanzaba a leerse en su remera.
Hoy existen más de 100 identidades de género distintas. Un número casi imposible de contemplar en el DNI para la burocracia estatal, que convierte a la X en la mejor solución momentánea no solo para nuestro continente y los países de habla hispana, sino también a nivel internacional. Desde el movimiento Todes Con DNI manifestaron su disconformidad con respecto al nuevo DNI: «Una tercera categoría borra nuestra diversidad. Al ubicarnos a todos, todas y todes en una X se jerarquiza la M y la F que acceden al derecho a ser nombradas».
Si bien hablamos de cambios históricos, aún nos preguntamos si es la X la mejor solución. Y la respuesta es clara: una X no es suficiente cuando se trata de englobar a un colectivo tan amplio, que ha sido silenciado y borrado por las prácticas coloniales binarias desde hace 500 años. Para Todes Con DNI, el Estado argentino «creó una política pública para nosotres sin muches de nosotres» porque el decreto no resuelve la falta de reconocimiento de la mayoría de las identidades, sino que es solo la punta del iceberg de una larga trayectoria hacia ese horizonte transformador. La nueva categoría «sin especificar», que continúa marcando esa diferencia existencial con respecto al género asignado al nacer, pone en agenda el debate para seguir discutiendo sobre los derechos para todes.
El reclamo de Todes Con DNI se centra en modificar la concepción de «sexo» del DNI para que sea abierto, es decir, que cada quien pueda completar este segmento como desee, sin que haya opciones limitadas para elegir. Porque muchas veces nos encontramos en diferentes ámbitos en donde la expresión de género termina por condenarnos a ser leídes como lo que parecemos y no tanto por cómo deseamos ser llamades.
Es por ello que, en algún punto, encontrar espacio o, al menos un símbolo específico para englobar a todas las identidades, puede significar un alivio a la hora de demostrar la verdad propia aunque otres la desconozcan. Es allí donde reside la clave de la lucha del colectivo LGBT+ y TTNB: la necesidad imperante de poner en palabras quiénes somos o quiénes queremos ser, trascendiendo la imagen corporal para comenzar a asumir nuestras identidades desde la explicitación de nuestros pronombres.
Para que, de una vez y por todas, podamos habitar nuestras identidades libremente.
Fuente: Escritura Feminista