La combinación de crisis económica y debilidades políticas en Chubut desataron una tormenta perfecta para que el macrismo y las multinacionales arremetan con la minería. La clase dirigente comienza a flaquear frente a la avanzada y busca atajos para rodear las trabas puestas por los antimineros.

Tras los acuerdos y compromisos asumidos por el presidente Mauricio Macri en Davos y Rusia para instrumentar la explotación de los yacimientos de plata y uranio de Chubut, en pocas semanas arribará el ministro Juan José Aranguren para forzar a los políticos locales y encaminarse en el levantamiento de las tranqueras que el movimiento antiminero instaló en el territorio provincial.

En una primera etapa la impronta minera posa sus intenciones sobre la Meseta Central, pero nada garantiza que no intente extender sus tentáculos por fuera de lo que sería una zonificación que intentará abarcar cerca del 80% del territorio provincial.

 

Crisis económica y política

 

Las grandes dificultades económicas que posee el gobierno de Chubut es una de las hendijas por donde el macrismo presiona a la gestión del gobernador Mariano Arcioni para que se ponga al frente de la avanzada minera.

La crisis del precio internacional del petróleo generó una menor producción de crudo y el achicamiento de los ingresos por regalías -que representan cerca del 30% del Presupuesto chubutense-; mientras que la crisis económica nacional golpeó duro en Chubut con despidos y una fuerte contracción económica.

Para que no se derrumbe el funcionamiento del Estado, las gestiones del fallecido Mario Das Neves y Mariano Arcioni avanzaron en un fuerte endeudamiento que asciende a los 9.400 millones de pesos; que tendrán vencimiento en los próximos dos años pero resulta sumamente difícil sostener a lo largo del tiempo.

Para recaudar y gambetear la crisis, Arcioni negoció con el macrismo encabezado por el ministro Rogelio Frigerio y obtener fondos frescos que faciliten el pago de salarios y la concreción de demás actividades estatales.

A cambio, debió “ordenarle” a los legisladores nacionales que den quórum a la Reforma Previsional y todavía aguarda que una arisca Legislatura provincial sancione el Pacto Fiscal que beneficia en el reparto de la coparticipación a la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal pero también aporta algunos fondos para la supervivenciade Chubut.

 

Das Neves y el presente

 

En medio de un panorama económico crítico y sin muchos rubros con los que incrementar los ingresos, la muerte de Das Neves-quien no había firmado el Acuerdo Federal Minero- dejó al garete una gestión provincial que venía debilitada y sin mucho margen de maniobra.

El dasnevismo no se sumó a las filas del macrismo triunfante, pero tampoco se encolumnó detrás del kirchnerismo derrotado. Eso sí, se mantuvo cercano al massismo que no se afianza como alternativa de gobierno y tampoco es bien visto en las huestes del peronismo sin liderazgo nacional.

Frente a esas debilidades, el macrismo presiona con la billetera al gobernador Arcioni para que le abra las puertas a la minería y pague los costos políticos de enfrentarse al movimiento antiminero surgido en Esquel que se transformó en leyenda nacional e internacional.

Por ahora, el primer mandatario chubutense evitó mostrarse proclive al avance minero, aseguró que no está siendo presionado por el macrismo y afirmó que «no tengo ningún problema en que se dé la discusión, pero mi posición y la del Ejecutivo Provincial es respetar la voz de los chubutenses».

 

El arietede los intendentes

 

Apremiados por la escasez de fondos, futuro y trabajo, los intendentes de los pueblos del interior chubutense se han convertido en el principal ariete en el intento dederrumbar la sabia prohibición minera en Chubut. Ahora son quienes recibirán con mayores ansias a Aranguren.

«Negar el desarrollo minero es negar las posibilidades de desarrollo de la región y de superar una crisis de largo tiempo», declararon al unísono los jefes comunales de Gastre, Marcelo Aranda; de Telsen, Leonardo Bowman; de Los Altares, Mario Oviedo; de Lagunita Salada, Miguel Ancamil; de Las Plumas, Miguel Colón; de Paso de Indios, Mario Pichiñán; de GanGan, Ricardo Sepúlveda; y de Paso del Sapo, Víctor Candia.

Desde las ciudades más importantes, el intendente comodorense Carlos Linares y su par madrynense Ricardo Sastre se sumaron a la embestida minera. Linares impulsó el debate y bregó por la explotación minera «sustentable»; mientras que Sastre retomó la idea de concretar un plebiscito provincial más allá de la abrumadora negativa que tuvo el de Esquel hace 15 años atrás.

A ellos se anexó sobre finales del año pasado el intendente trelewense Adrián Maderna, quien aseguró que «hay mucha gente que quiere la minería pero no se anima a decirlo» y no dudó en pedir que se abra el debate.

 

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