En diciembre, los combustibles podrían experimentar un aumento del 3%, impulsado por dos factores principales: la depreciación del peso en un 2% (crawling peg) y el alza en la cotización del barril de Brent, referencia clave para el mercado local. Este ajuste, aún pendiente de confirmación por parte de YPF, se da en un contexto inflacionario y podría coincidir con incrementos en otros servicios regulados, como la energía.

El impacto en el consumo ya se siente. En octubre, los despachos de gasoil cayeron un 5,7% interanual, aunque repuntaron un 9,4% frente a septiembre. Las ventas de naftas también registraron una disminución interanual del 4,5%, pero aumentaron un 11,8% respecto al mes anterior.

El ajuste impactará en un mes que históricamente registra niveles inflacionarios más altos y en un contexto en el que el Gobierno busca reducir la inflación mensual a un 1 por ciento. Las empresas del sector aún analizan el porcentaje exacto del incremento, pero advierten que las condiciones económicas lo hacen inevitable.

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