La denegación del pedido de excarcelación de las detenidas mapuches, entre las que se encuentra Betiana Colhuan, la persona a quien se considera una machi (algo así como una sanadora), se produjo en un momento donde los ánimos se están crispando debido a la falta de definición de la fecha para la reunión correspondiente a la mesa de diálogo que el Gobierno nacional desarrolla con referentes indígenas en relación al conflicto de Villa Mascardi.
Justamente, las mujeres que no lograron que se las excarcele pertenecen a la lof Lafken Winkul Mapu, que fue desalojada de aquel paraje el 4 de octubre de 2022, tras cinco años donde los hechos vandálicos fueron moneda corriente.
En el sitio quedó lo que los integrantes de esa comunidad denominan un rewe, es decir, un sitio sagrado ligado a la machi.
Ese es el punto en el que se hace hincapié desde diversos sectores mapuches para que Colhuan retorne a Mascardi, y es una de las cuestiones en la que se avanzó en el último encuentro de la mesa de diálogo, el viernes 10 de febrero en Bariloche, donde se trabajó en un acuerdo que impulsaría que la machi volviera al sitio y que allí se levantaran tres rukas, destinadas a ella y su gente cercana, como así también a las personas que acudieran a atenderse.
Por otra parte, había quedado pendiente profundizar en una propuesta del Gobierno concerniente a la posibilidad de entregarle tierras a la Lafken Winkul Mapu fuera del radio de Villa Mascardi, aunque no tan lejos, ya que sería en la zona del lago Guillelmo.
El secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla, encargado de llevar adelante la mesa de diálogo a partir de un pedido presidencial, había indicado que volvería para conversar nuevamente del tema a las dos semanas, o sea, el viernes 24 de febrero, pero eso no ocurrió, y todavía no hay especificaciones al respecto.
Ante el silencio del Gobierno, el sector que defiende la posición de la Lafken Winkul Mapu se encuentra preocupado, ya que teme que la demora encierre un temor gubernamental de seguir adelante con la propuesta. Básicamente, hay miedo de una marcha atrás en el tema.
“Los pseudovecinos de Mascardi, Miguel Ángel Pichetto, el PRO y todos los fascistas bombardean la mesa de diálogo con gritos, proclamas racistas e insultos”, consideró, por ejemplo, el werken de la Coordinadora del Parlamento Mapuche-Tehuelche de Río Negro, Orlando Carriqueo, quien respalda a la comunidad desalojada.
A la vez, el referente indígena también apuntó contra algunos funcionarios al decir cosas como que, al contrario de quienes levantan la voz, “el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Juan Cabandié, dinamita la mesa de diálogo a través de su silencio y la inacción”.
Desde la vereda opuesta, los dueños de predios en Mascardi, que tuvieron cruces ásperos con Pietragalla cuando el ministro de Derechos Humanos acudió a la escuela Misiones Rurales Argentinas del paraje aquel mismo viernes que había estado reunido con los referentes indígenas, también sienten inquietud. Por un lado, estaba el desasosiego que los inundó al conocer lo que el Gobierno planeaba hacer respecto a la Lafken Winkul Mapu, pero, además, ahora, se suma intranquilidad ante la falta de novedades, porque, el mismo día en que los representantes gubernamentales aterrizarían en la zona para conversar con los integrantes de los pueblos originarios que levantan la bandera de la lof desalojada, deberían reunirse con ellos en pos de llegar a un acuerdo sobre una cuestión que muy lejos está de arribar, precisamente, a un entendimiento entre las partes.
A todo esto, el juicio que se lleva adelante por usurpación se encuentra pospuesto hasta mayo, en vista al progreso que podría mostrar la mesa de diálogo.
Por la negociación entre el Gobierno y los representantes indígenas, y esa postergación en el ámbito judicial, muchos veían próxima la liberación de las detenidas mapuches.
Ahora, ante la tardanza en fijar una fecha para la reunión por la mesa de diálogo, y un nuevo rechazo al pedido de excarcelación, todo es una incógnita.
Por lo pronto las primeras reacciones, ante la negativa de la Justicia a dejar a las mujeres mapuches en libertad, apuntaron a un enojo por parte de las partes cercanas a la Lafken Winkul Mapu que derivó en epítetos de alto calibre. Por ejemplo, Carriqueo habló de “una situación de racismo tremenda”, mientras que Eduardo “Negro” Soares, de la Gremial de Abogados, que acompaña a la comunidad desalojada desde hace tiempo, tildó de “miserable mentiroso” al juez que interviene en la causa, Hugo Greca.
Frente a ese panorama, se suma que, este año, la marcha por el Día Internacional de la Mujer, como una manera de visibilizar la cuestión, partirá hacia el Centro Cívico desde la avenida 12 de Octubre y Cabo Campos, en cercanía de la ruka en que las mujeres mapuches transitan su detención preventiva domiciliaria.
En definitiva, esta es una historia de final abierto… o incierto, que no es lo mismo pero es igual, diría un tal Silvio Rodríguez.