Asolo seis días de anunciar un incremento previo, el Gobierno ha decidido nuevamente elevar el costo del biodiésel y bioetanol, componentes cruciales en el sector de los combustibles.
Este ajuste ha sido formalizado a través de la Resolución 16/2024, la cual fija un nuevo precio de 1.023.649 pesos por tonelada para el biodiésel, superando el precio previo de 984.865 pesos, lo que representa un aumento del 3,9%. Este biocombustible, vital en la mezcla de gasoil, estaba establecido legalmente para un porcentaje de mezcla del 7,5%, sin embargo, en la práctica, la proporción alcanza apenas un poco más del 6,3%.
Este nuevo valor se oficializó mediante el Boletín Oficial, estableciendo además que el plazo para el pago del biodiésel no puede exceder de los siete días desde la emisión de la factura. De este modo, la medida asegura un rápido flujo de líquido para las operaciones que emplean este tipo de energía renovable.
Simultáneamente, la Resolución 17/2024 determinó incrementos también para el bioetanol, una versión derivada de materia prima agrícola. Para el bioetanol hecho a partir de caña de azúcar, se establece un nuevo precio de 683,305 pesos por litro, que equivale también a un incremento del 3,9% al compararlo con los valores anteriores. En el caso del bioetanol derivado del maíz, ahora tiene un costo fijado de 626,273 pesos por litro.
Esta normativa estipula un plazo de hasta treinta días para la cancelación de las facturas correspondientes al bioetanol, lo que refleja una diferencia sustancial respecto al margen determinado para el biodiésel. Estas medidas están alineadas con las facultades que tiene la autoridad competente de realizar ajustes en pro de equilibrar las diferencias entre los costos de producción y los precios efectivos, evitando así posibles desequilibrios al consumidor final.
La actualización de estos valores estará vigente durante el mes de noviembre y se mantendrá hasta que nuevas disposiciones determinen cambios. Con este ajuste el gobierno busca «asegurar la sincronización entre el precio de los biocomponentes y los costos de producción, con la meta de limitar el impacto en el precio final del combustible fósil».