Por Christian Masello

Martin Niemöller fue un pastor luterano alemán que permaneció ocho años en campos de concentración nazi.

En cierta ocasión, brindó un discurso en el que una de sus partes pasó a ser inmortalizada como poema por quienes apreciaron en ella un valor trascendente.

Incluso, al transmitirse de manera verbal a través de los años, ha tomado y perdido versos, de acuerdo a la coyuntura en la que se citan las palabras.

Esta, quizás, sea su versión más conocida:

Primero vinieron por los comunistas y no dije nada por yo no era comunista.

Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.

Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.

Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.

Luego vinieron por mí, pero para entonces ya no quedaba nadie que dijera nada.

Una vez que se traspasa el portal principal, en un acceso interno de la sede del Centro Científico Tecnológico (CCT) Patagonia Norte del Conicet (Avenida de los Pioneros 2350), figura una versión de ese texto adaptada a las circunstancias.

Así, sobre una cartulina blanca, escribieron:

Primero vinieron por los contratos 2023 y yo no dije nada por no soy contratado/da.

Luego vinieron por los artículo 9 con antigüedad y yo no dije nada porque soy planta permanente.

Después vinieron por el equipamiento de alta tecnología y tuve que dejar de investigar.

Finalmente, vinieron por el Conicet, y ya no quedaba nadie para defenderlo.

El ánimo en el edificio de este CCT, que comprende la zona andina de Río Negro, Neuquén y Chubut, denota la densidad de la preocupación.

Su directora, María Celeste Ratto, es clara al respecto: “La situación actual resulta crítica, nos encontramos en un nivel en el que casi no se puede funcionar”.

Acá todos se preguntan hasta dónde llegará la motosierra desaforada de Javier Milei…

“Nos están sacando recursos humanos muy valiosos que sostienen nuestras investigaciones”, sostiene Ratto.

La directora, que es doctora en Ciencia Política, explica que, hasta el momento, hubo dos oleadas de despidos a nivel nacional.

En ese sentido, señala que, en la primera, en lo que hace a esta zona, quedaron desvinculadas dos personas a partir del 1 de febrero, “una que trabajaba en la parte de recursos humanos del CCT y otra que se desempeñaba en un instituto de doble dependencia (del Conicet y la Universidad Nacional de Río Negro), que quedó sin personal administrativo”.

La otra andanada de desafecciones llegó el viernes: ochenta y seis seres humanos, uno de ellos vinculado al CCT de esta región. “Van a quedar once personas que brindan soporte para poder sostener las investigaciones de casi mil”, dice Ratto.

“Son decisiones que está tomando el Gobierno nacional”, apunta.

Para que no queden dudas sobre lo que sucede, manifiesta: “Desde que asumió la gestión de Javier Milei, se está llevando adelante un embate de despidos y desarticulación”.

En tal sentido, afirma que no se comprenden las razones de la elección de las personas a las que se da de baja. Pareciera que fuera cosa de una ruleta que funciona al ritmo alocado de la motosierra presidencial. “Nos llama la atención que las acciones no se basan en justificaciones, en relación a si la gente trabaja o no, que, en realidad, aquí sí lo hace, y es demostrable, porque existen controles biométricos (un sistema por el que se determina la identidad de quienes se desempeñan en el lugar) y además hay distintos informes… Nadie conoce el criterio que se usa para desvincular a la gente”, sostiene la directora.

Por otra parte, como manera de que se comprenda el desbarajuste general, expresa: “Se redujeron en más de la mitad las becas que se otorgan. El año pasado se hizo el concurso y, de acuerdo a las bases, se iban a dar mil trescientas; ahora se decidió que sólo serán seiscientas, y en vez de comenzar el 1 de abril lo harán en agosto. La evaluación se había hecho, y existía un orden de mérito”.

Y añade: “Con los ingresos a carrera pasa lo mismo, porque en este momento no están dejando darles el alta a quienes ya concursaron en años anteriores y ganaron, que entregaron los papeles para hacer la toma de posesión del cargo… Son personas que tienen derecho, porque ganaron su puesto, pero no les otorgan el pase a la planta, así que no les queda otra que empezar a buscar trabajo en otro lado…”.

“Todo eso hace que estén desarmando el sistema científico y tecnológico desde adentro”, se lamenta Ratto, quien asumió como directora en diciembre de 2022. Desde aquel entonces, las cosas variaron mucho. En realidad, los cambios se produjeron puntualmente en la etapa reciente. “Trabajar ahora es incomparable con respecto a lo que era antes… No puedo describir la diferencia desde diciembre a la actualidad… En estos dos últimos meses, la situación se tornó terrible”, afirma Ratto, que, sobre el modo en que llegó a su puesto, para despejar cualquier duda, informa: “No accedí por política ni porque alguien me haya designado a dedo; hice un concurso con un jurado que me evaluó y determinó que era la persona más idónea para el cargo”.

Cabe resaltar que la Red de Becarios Patagonia Norte también se ha expresado sobre lo que sucede. Mediante un comunicado, expusieron su repudio a los despidos.

“Este accionar, además de atentar contra el normal funcionamiento de nuestro trabajo en este sector, se potencia con el desgaste provocado en un contexto de incertidumbre y angustia”, se lee en el texto en cuestión, donde recalcan la crueldad en el modo en que aquellos que cumplen tareas deben aguardar la determinación sobre su continuidad laboral, con una espada de Damocles sobre su cabeza.

“Nos solidarizamos con las ochenta y seis personas a quienes no les renovaron su contrato. Además de pedir su inmediata reincorporación, que se suma al reclamo que venimos sosteniendo desde enero de este año, hacemos explícito nuestro total rechazo a la modalidad de notificación de los mismos y denunciamos la complicidad del presidente del Conicet, el Dr. Salamone (Daniel), que, pese al rechazo del Directorio de Conicet, acompaña esta política de ajuste del Estado”, resaltan los becarios, para luego afirmar: “Seguimos sintiendo orgullo del sistema científico nacional y universitario que nos ha formado y al que contribuimos con nuestros trabajos. Reafirmamos nuestro deseo de continuar aportando desde la ciencia para construir un país que genere oportunidades para todos. Seguiremos llevando adelante acciones que enuncien nuestro total desacuerdo con estas medidas que, al poner en riesgo las carreras y trabajos de nuestros compañeros becarios, investigadores y personal administrativo/técnico, buscan destruir en un instante lo que construyeron generaciones”.

El lunes, ante el contexto de preocupación descripto, la Asociación Trabajadores del Estado (ATE), como una manera de difundir en la sociedad lo que sucede en el Conicet, realizó un ruidazo con volanteada afuera de la sede del CCT Patagonia Norte.

Dentro del edificio, ahí nomás de la entrada principal, estaba aquel letrero con la advertencia: “Primero vinieron por…”.

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