Entrevista de Lula Grandón.

Mirta Iglesias del Río, ginecóloga e histórica militante por los derechos de las mujeres en Puerto Madryn dialogó con Infoleaks y remarcó que “las mujeres de los barrios marginales son victimizadas por el sistema y luego revictimizadas en los hospitales, las comisarías y las oficinas públicas”.

El pasado 6 de marzo se presentó en el Congreso Nacional el proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), impulsado por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. La de los pañuelos verdes, sí. Se trata de la séptima presentación que se hace para lograr la despenalización. Esta vez, con el aval de setenta firmas, la iniciativa batió records. Si bien es cierto queen algunos ámbitos feministas el debate y la incorporación del tema a la agenda política han sido recibidoscon moderadooptimismo, la desconfianza se hace presente entre las organizaciones que luchan desde hace largo tiempo.

 

– ¿Por qué es necesario despenalizar el aborto en Argentina?

– En realidad en nuestro país el aborto es legal. Porque, de acuerdo al artículo 86 del Código Penal, cualquiermujer que tenga un problema de salud debería poder realizarse un aborto. Dentro de la salud entra lo físico, lo psíquico, lo emocional y lo social, por definición de las Naciones Unidas. Pero esta información no la tienen las mujeres. Sobre todo, las que menos información tienen son las mujeres de los barrios marginales, económicamente menos pudientes, analfabetas, desposeídas, que además de ser más víctimas que las mujeres de clase media para arriba, son victimizadas por el sistema y luego revictimizadas en los hospitales, las comisarías y las oficinas públicas.

 

Y cuando hablamos de las muertes por abortos clandestinos, ¿hablamos de la muerte de esas mujeres?

Son la mayor cantidad de mujeres que se arriesgan a abortar clandestinamente. Yo hablo desde mi experiencia en consultorio privado al que a veces estas mujeres acceden por intermedio de una obra social, o desde las historias registradas en el hospital veinte o treinta años atrás, que pasaba lo mismo que ahora, o peor. Hay mujeres que te dicen que prefieren morir, que prefieren meterse una aguja de tejer antes que llevar adelante un embarazo al que están obligadas socialmente.

 

¿Vos creés que éste es el momento histórico para que en la Argentina se dé un serio debate y luego la aprobación de esta ley?

– ¡No, de ninguna manera! Yo creo que hay intereses creados. Están preparando el terreno políticamente para el año que viene. Se hace el distraído el presidente Macri, plantea una posición de “no me importa” creyendo que es muy democrático decir que se discuta, como si papá nos diera la autorización para poder discutir el tema.

 

Volviendo al carácter legal del aborto, mucha gente se sorprende cuando planteás que esto es así.

– Claro, lo que pasa es que no es seguro. No es seguro que te lo vayan a hacer. Porque vos concurrís al hospital con todos estos argumentos, que son reales y que tienen razón de ser, y te vas a encontrar con profesionales de la salud que no te realizan el aborto.

La famosa objeción de conciencia es la conocida también como “doble moral”, ¿no?

Sí, o la moralina. Pero en el ámbito de la salud pública no se puede apelar a la objeción de conciencia, porque la responsabilidad es brindar el servicio público como a la gente le corresponde.

 

Si un médico o médica entra al sistema de salud pública, ¿podría apelar a la objeción de conciencia para no practicar un aborto?

– No, en tocoginecología no podrías, o no deberías. Como no deberías ser cirujano o hemoterapista, por decir algo ridículo, si sos Testigo de Jehová. Es decir, vos no podés ser prestador/a de salud si no prestás salud. Y ése es un problema de salud pública.

 

La cuestión del poder

 

Para Iglesias, es fundamental ir más allá de la relación de poder entre médicos y pacientes de bajos recursos, e incluir el hecho de ser mujer en el marco de esta desigualdad. “La gente no lo sabe, entonces no lo va a reclamar. Y cuanto más marginal es, con menos poder se siente. Y si es mujer, peor: con menos poder se siente para enfrentar a un médico. Por eso la decisión del aborto es una cuestión de poder. Es una monstruosidad.”

 

¿Entonces por qué se busca la despenalización del aborto?

Por varias razones: primero, para que tengan acceso todas las personas; segundo, para que nadie se plante a decir que son objetores de conciencia… u objetoras, porque también hay mujeres que son patriarcales; y para que, además de eso, no haya temores por parte de profesionales de la salud, que hoy por hoy se arriesgan a juicios o inhabilitaciones por el simple hecho de cumplir la ley, cuando tendría que ser al revés.

 

Legalidad vs. Obligatoriedad

 

La discusión sobre la despenalización del aborto generalmente va acompañada de un error de interpretación casi automático. ¿Es posible que mujeres que desean ser madres crean que si se legaliza la interrupción voluntaria del embarazo el sistema las obligará a no avanzar con la gestación? Así parece.

Para ellas, podríamos intentar aquí unresumen del espíritu de la ley: que las mujeres que desean ser madres lo hagan, pero que nadie las obligue, o que puedan planificar cuándo serlo; y quienes no lo desean, que no mueran al abortar.

La doctora Mirta Iglesias coincide: “Acá nadie obliga a nadie. Pero además hay algo que para mí es muy importante, tanto detrás de la cuestión del aborto como de la anticoncepción, y es que los cuerpos de las mujeres siempre terminan siendo la bisagra, el órgano flexible sobre el que se desarrollan las políticas de los Estados”.

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