Por Adrián Moyano

La Argentina es el país como más librerías per cápita de América Latina. La reforma que plantea el gobierno de La Libertad Avanza favorecerá a monopolios como Amazon.

La Cámara Argentina de Librerías Independientes (CALI) y la Feria de Editores (FED) respaldaron la continuidad de la Ley de Defensa de la Actividad Librera 25.542 que el gobierno nacional aspira a derogar. El propósito se incluye en el proyecto de ley que el Poder Ejecutivo llama Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos, más conocida como Ómnibus. En particular, la derogación se plantea en el artículo 60.

La CALI recordó que la norma que está en la picota se sancionó en 2001 “con acuerdo de todos los sectores involucrados”, es decir, editores, distribuidores y libreros. Como resultado, fijó el así llamado en la jerga PVP, es decir, el “precio uniforme de venta al público en todo el país”. Su institución y permanencia “evita que las grandes superficies ajenas al mundo del libro vendan a bajo precio en competencia desleal para destruir el sistema de librerías”, juzgó la entidad.

Su entrada en vigor “permitió la multiplicación de pequeñas librerías a todo lo largo y ancho del país” y la continuidad del círculo virtuoso “permitió a su vez el surgimiento de nuevas editoriales que con el correr del tiempo renovaron y diversificaron el panorama editorial del país”. Por ejemplo, “en la provincia de Córdoba hay más de cincuenta editoriales”, resaltó la CALI.

La proliferación “permitió mayores oportunidades de edición para escritores y escritoras”, a la vez que “una mayor diversificación de títulos publicados”. La concatenación de factores derivó “a su vez en la ampliación del público lector, con su doble beneficio pues el libro es una mercancía de producción genuina cuya fabricación genera puestos de trabajo y réditos económicos y al mismo tiempo es un producto de la subjetividad que alimenta y enriquece el pensamiento y la sensibilidad de la sociedad”.

Además, la “ley no tiene costo fiscal. Por el contrario, dinamiza la economía y genera ingresos al fisco a través de toda la cadena de producción y comercialización”, puntualizó la entidad. Hay que destacar que la Argentina “es el país con mayor número de librerías per cápita de América Latina y una de las más importancias potencias editoriales, tanto en volumen como en calidad”. La incidencia de la norma que se pretende derogar en esa fortaleza es considerable.

Por su parte, la FED resaltó que gracias a la Ley de Defensa de la Actividad Librera “los editores deben fijar el precio de venta de los libros”, que “debe ser el mismo en todos los puntos de venta”. El asunto es central porque “al establecer un precio único para toda la cadena de venta, se pone el acento de la competencia en la atención al público, la recomendación y selección de los libros y no en el descuento que se puede hacer en base al poderío económico”.

La FED hizo docencia: “uno de los malentendidos más comunes es que, si se elimina la ley de precio fijo, el precio de venta al público cae, lo cual ha resultado falso en varios países. En un principio, vemos ofertas de los grandes jugadores que pueden acceder a comprar mayor cantidad de unidades, por ende, con mayor descuento, y trasladan ese descuento al público”. Así “ganan cuota de mercado y disminuyen drásticamente la cuota de los pequeños jugadores hasta hacerlos desaparecer o marginar su rentabilidad”.

Una vez “liberados de una competencia fuerte, vuelven a subir los precios. A mediano plazo no funciona”, alertó la entidad, que agrupa a sellos de renombre como Godot, Gourmet Musical, Big Sur, Sigilo, Blatt & Ríos, La Parte Maldita, Maten al Mensajero, Madreselva, Entropía, El cuenco de plata, Marciana, La bestia equilátera, Limonero, Eterna Cadencia, Metonimia Libros, Corregidor, Caja Negra, Beatriz Viterbo, Siglo XXI y muchos más.

La maniobra se completa así: “los jugadores de mayor tamaño obtienen un gran descuento de parte de las editoriales en un primer momento porque ofrecen comprar volumen”, pero “luego, cuando han monopolizado una cuota de mercado mayoritaria, retiran ese descuento -caso Amazon- y fijan un descuento menor ante la falta de competencia. Este ciclo se observó en varios países”, alertaron.

Según la FED, “hay una estrecha relación entre los países que tienen ley de precio fijo y un robusto entramado de librerías independientes. Es el caso de España y Argentina”. Entonces, “no es casual que países que promueven al libro como bien cultural fundamental y poseen mercados editoriales desarrollados y diversos, tengan un extendido consenso acerca de la protección de las pequeñas y medianas librerías, como es el caso de Alemania, Corea del Sur, España, Italia, Japón, México, Noruega, etc. En Argentina, el consenso a favor de esta ley es ampliamente mayoritario”, insiste. ¿Para qué cambiar entonces, aquello que marcha bien?

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