Gustavo Valdés festejando el contundente triunfo de la UCR en Corrientes

Tony Roqueblave

El “efecto Corrientes”  

El 53% que la UCR le sacó al Frente de Todo en Corrientes encendió todas las alarmas. Si bien se esperaba un triunfo cómodo que le permitiera la reelección al actual gobernador Gustavo Valdés, el gobierno nacional no imaginó semejante diferencia. Valdés cosechó un 76% de votos contra apenas un 23% de Fabián Ríos.

Una explicación posible ante la estrepitosa derrota del Frente de Todos, supone un porcentaje alto de voto castigo al kirchnerismo, no solo por la oposición sino también por el propio peronismo provincial, que terminó votando por Valdés.

La contundencia del número devino indefectiblemente en una nacionalización del resultado. Referentes de la UCR y el PRO no escatimaron en elogios para el gobernador como una forma de capitalización del triunfo. Por el lado del Frente de Todos, el silencio fue abrumador.

Retener el núcleo duro

La insólita defensa que el presidente de la Nación hiciera de Laura Radetich, más conocida como “la maestra de la Matanza” puso en evidencia la estrategia comunicacional del gobierno que ya no busca, en esta seguidilla de errores no forzados, sumar adeptos sino retener al núcleo duro. La violencia con la cual la docente se refería a su estudiante fue adjetivada por el presidente como un “formidable” debate y voceros en off de la presidencia dejaron entrever su asombro por el “escopetazo en el pie”.

Tanto el “vacunatorio VIP” como la “fiesta en Olivos” y ahora esta absurda defensa no hacen sino confirmar una sangría importante en el kirchnerismo, lo que permite pensar imaginar que la estrategia sea mantener el “núcleo duro” en un presente muy complejo donde el incremento de votos parece una utopía. Así lo demuestra una economía estancada, una inflación que no cesa y el desempleo creciente.

Este contexto podría explica por qué el Frente de Todos sacó un 23% en Corrientes, porcentaje que históricamente conserva el núcleo duro del kirchnerismo.

El dilema de Cristina

Los últimos sondeos de opinión confirman una caída sustancia en la imagen presidencial. Nadie duda de la eficiencia electoral que tuvo la estrategia de Cristina que le permitió a Alberto Fernández acceder a la presidencia. El tridente Massa, Alberto y Cristina fue demoledor ante un gobierno que terminaba raquítico de poder como el de Macri.

Sin embargo, ya sea por errores propios, ya sea por la pandemia, la actualidad que atraviesa el gobierno nacional a 14 días de las PASO es un torbellino que deshace todo.

La legitimidad de la palabra presidencial está por el piso y eso le constituye un dilema a Cristina: ¿aparece para conservar lo que queda de poder o sigue viendo el desmoronamiento del Frente de Todos desde afuera?

Si bien pudo verse a Cristina en algunos actos de campaña, el faltazo que hiciera en Santa Fe sembró dudas y desconciertos. Una eventual derrota la posicionaría como la “madre de la derrota”, algo que no estaría dispuesta a aceptar.

En el peor momento del gobierno nacional, todo parece indicar que lo mejor que puede pasar es tratar de perder lo menos posible.

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