Por Karen Cuesta
El 7 de diciembre de 2018, Roxana Paola Villalba (Lolo para sus conocides) perdió contacto con su familia y amigues. Ese día visitó a su mamá Alejandra y se quedó a dormir en su casa del barrio Don Orione en Florencio Varela. Al día siguiente, desayunaron juntas y Roxana le dijo que iría a lo de su novio Pablo Manson. Esa fue la última vez que se vieron. ¿Cómo es posible que una joven de 20 años de edad desaparezca sin dejar rastros?
A los pocos días, la joven fue al hospital para realizarse controles dado que es trasplantada hepática, pero luego tenía turnos los días 26 y 27 a los que ya no asistió. Roxana no tenía celular por lo que se comunicaban a través de las redes sociales; al principio, la joven veía los mensajes que su madre le enviaba y no respondía pero a las dos semanas dejó de conectarse.
Ante tanta incertidumbre, Alejandra comenzó a contactarse con su entorno pero nadie la había visto. Manson, quien entonces era su novio, tardó varios días en responder y cuando lo hizo dijo que no había ido a su casa porque estaban separades. Ante la Justicia declaró que elles no mantenían ningún vínculo.
Desde entonces, la familia comenzó una larga pelea contra la inoperancia policial y la justicia ineficaz. A los pocos días fueron a la Comisaría de la Mujer del Cruce de Varela pero no le tomaron la denuncia, hasta que pudieron realizarla en la Comisaría 3ra de Varela. Allí la caratularon como «averiguación de paradero». La policía recién indagó acerca de los detalles cuando la carátula cambió a «desaparición de persona» en la UFI N°4 de Quilmes mucho tiempo después.
Solidaridad y organización
Siempre son les vecines, con mujeres -muchas veces madres- a la cabeza, quienes deben organizarse para exigir las respuestas que el Estado no les brinda. Durante estos dos años, familiares y amigues de la joven se vienen manifestando frente a la Fiscalía UFI N° 4 de Florencio Varela, exigiendo su aparición con vida. Desde entonces en cada marcha, ya sea el 8M o el 3 de junio #NiUnaMenos, los carteles con las fotos de Roxana se hacen presentes y sus conocides siguen pidiendo avances en la causa.
Les vecines nunca dejaron de hacer movidas solidarias para reclamar la búsqueda y aparición de la joven. En la tarde del pasado 14 de marzo, se encontraron en el barrio Don Orione para pintar un mural en la calle Monserrat; anteriormente habían realizado una colecta para recaudar fondos y pinturas.
En la misma línea, las organizaciones no gubernamentales intentan llenar los vacíos que deja el Estado. Hace unos años, Red Solidaria creó Personas Perdidas, donde un grupo de voluntaries orienta a familias que buscan seres querides. En su página web hay un listado con imágenes e información de las personas que son buscadas actualmente en nuestro país. Según relevamientos del Sistema Federal de Búsqueda de Personas Desaparecidas y Extraviadas, en 2018 en Argentina había más de 10 mil personas perdidas.
Hay muchas Roxana(s)
«¿Cuándo desaparece realmente una persona? ¿Quiénes tiene que dejar de sentir su presencia? ¿Cuántas miradas buscando tu cara se necesitan para por fin encontrarte?», escribió la madre en una carta publicada en Facebook en diciembre pasado, a dos años de su desaparición.
Pero Roxana no es la única. María Cash, Sofía Herrera, Claudia Ferro y Nicolás Godoy son algunas de las cientos de personas que un día salieron de sus casas y con cuyo paradero nunca más se pudo dar. Por un lado, la fundación Missing Children dio a conocer que existen 115 menores desaparecides en nuestro país. Y, según la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (PROTEX), hay 3.228 mujeres y niñas desaparecidas en Argentina.
Desde las organizaciones que trabajan con familiares de personas perdidas aconsejan siempre hacer la denuncia: es falso que la policía puede negarse a tomarla en las primeras 24 o 48 horas. Remarcan la importancia de hacerlo a la brevedad dado que la primera hora en la que alguien se pierde es la más importante, se la conoce como «hora de oro», porque es cuando hay testigos que recuerdan posiblemente cada detalle de lo que hayan visto.
Por su parte y con la intención de acompañar a las familias, en Argentina existe desde 2016 el Sistema Federal de Búsqueda de Personas Desaparecidas y Extraviadas (SIFEBU), que depende del Ministerio de Seguridad de la Nación y en el que se registran todos los casos de personas perdidas y también los casos de personas halladas con identidad desconocida.
El sistema trabaja de manera interinstitucional junto a comisarías, fiscalías, juzgados y ONG tanto nacionales como provinciales. Reúne las estadísticas totales del país, lleva adelante mesas de trabajo con fiscalías especializadas como la PROTEX y todos los casos que llegan son retransmitidos de inmediato a nivel nacional, a través del Sistema Federal de Comunicaciones Policiales (SIFCOP).
Son muchas las mujeres que llevan más de una década perdidas y si bien la Justicia mantiene sus causas abiertas no logran dar con sus paraderos o detener a los culpables. Las pibas no se pierden, no se esfuman ni desaparecen; muchas veces son raptadas por la trata, otras veces son sometidas por parejas violentas e incluso secuestradas. Pero están, en algún lugar están y es responsabilidad del Estado, la Policía y la Justicia encontrarlas.
Al momento de desaparecer, Roxana vestía short de jean, remera blanca estampada y zapatillas Vans. Mide 1,62 m y tiene el cabello castaño oscuro, ojos marrones y tez morena. Ante cualquier información acerca de ella, contactarse a las páginas de Facebook e Instagram que difunden su búsqueda.
Fuente: Escritura Feminista