Por Josefina Anschütz
Cada día vemos más términos en inglés relacionados a practicas abusivas y psicológicas: gaslighting, ghosting, stealthing y otras palabras que resuenan pero no terminamos de comprender. El gaslighting (traducido como «luz de gas») confiere una manipulación psicológica que otra persona realiza sobre nuestra persona. ¿Cómo podemos detectarlo?
Las relaciones humanas no son fáciles. Desde el principio de los tiempos cualquier relación siempre implicó poder, un poder de una persona sobre la otra. Las relaciones tóxicas implican que una de las dos personas de la relación sea la que somete a la otra; en las relaciones sanas, hay una comunión y un entendimiento mutuo.
El libro La chica del tren de la autora Paula Hawkins, que fue posteriormente llevado al cine, trata este tema. En esta película, vemos el punto de vista de la protagonista: es una persona alcohólica y prácticamente todos los problemas en su vida parecen derivados de su alcoholismo; pero cuando se acerca el final, nos damos cuenta de que esa visión que tenemos de ella no es la correcta, es la versión modificada mediante esta práctica de gaslighting.
Su pareja es la que le hace creer que ella es la que arruina todo, por medio de manipulaciones psicológicas mezcladas con su falta de recuerdos por sus borracheras. La protagonista se cree el mundo que su pareja le arma y se echa la culpa de todo lo sucedido cuando, verdaderamente, es un engaño deliberado de su pareja que le hace creer cosas que no pasaron.
En pocas palabras, la persona que impone esta manipulación sobre otra la va encerrando en una realidad tan armada que la víctima solo puede ver y creer lo que esa persona quiere que vea y crea. Es una forma de abuso psicológico que consiste en manipular la percepción de la realidad de le otre.
La psicóloga transfeminista Ale Devenuta (@psi.alejandradev) explicó en una nota para Página 12 ciertas señales para detectar si estás sufriendo esta práctica:
«El primer punto es el de cuestionar la memoria y los sentimientos con frases como “Yo nunca dije eso” o “Estás inventando cosas”; el segundo se trata de la invalidación del enojo, la incomodidad o el dolor con frases como “Es que sos muy sensible” o “¿En serio te vas a enojar por esto?”.
En el tercer punto, el victimario desvía el tema y el sentido de la conversación para pasar a ser la víctima y utiliza frases como “Tu familia y tus amigues te quieren poner contra mí” o “Lo hago porque te amo ¿y así me lo agradecés?”.
El cuarto punto es el famoso ghosting que se basa en volverse un fantasma en la vida de la otra persona: desaparecer, no contestar mensajes e incluso bloquearte de las redes.
El quinto indicio de que sufrís gaslighting es que siempre cuidás de manera extrema tus palabras y expresiones por miedo a que te malinterpreten y siempre te sentís confundide y culpable, hasta terminar en ocasiones pidiéndole disculpas a tu pareja manipuladora».
Las relaciones en la era digital -y más durante la pandemia que estamos viviendo- se han vuelto cada vez más complejas y hay que estar pendiente para detectar señales de alerta que nos indiquen que estamos siendo víctimas de una manipulación psicológica.
Fuente: Escritura Feminista