Por Luciana Grandón* (Especial para Infoleaks).

Durante los últimos días circuló la noticia -o mejor, el tratamiento escandaloso de muchos medios- a partir de un fallo judicial por el cual un hombre acusado de abusar sexualmente de su ex pareja fue absuelto.

El hecho ocurrió en Puerto Madryn, pero llegó a las páginas de medios de alcance nacional como Clarín, Infobae, Diario Popular y TN, entre muchos otros. La clave del tratamiento mediático se centró en que el acusado había sido absuelto porque la víctima es obesa; pero la decisión de las juezas se fundó en la “insuficiencia” de pruebas. ¿Qué nos debe escandalizar entonces?

¿El escándalo mediático surgió a partir de un fallo judicial ir favorece a un violador y desampara a una mujer que se animó a denunciar? No. Hay una palabra que hemos omitido hasta ahora, que es clave en las repercusiones de este caso. Una palabra repetida y destacada entre comillas en todos los titulares que encontramos. El escándalo, o la noticia, es que el sujeto fue absuelto porque la víctima es obesa. Literalmente, los titulares dicen eso. Sin embargo, las tres juezas autoras del fallo en cuestión -Patricia Reyes, Patricia Asaro y Marcela Pérez- explicaron que la decisión estuvo fundamentada en la insuficiencia de pruebas. ¿Entonces, cuál es realmente la noticia? ¿Qué es lo que nos debiera escandalizar?

Gordofobia

En una sociedad de consumo capitalista como la nuestra, la delgadez está asociada al éxito, a la buena salud y al deseo sexual. Por lo tanto, al nivel de las representaciones que operan en nuestro cotidiano, las personas con sobrepeso y obesas no son merecedoras de éxito, tienen problemas de salud y no son objeto de deseo. Desde un punto de vista binario y simplista podemos resumir la idea en que, para el sistema de valores neoliberal, la imagen de una persona flaca es positiva, mientras que la de una gorda, es negativa. El término gordofobia, que en los últimos tiempos viene ganando terreno en discusiones y debates feministas o con perspectiva de género, se refiere a la violencia, discriminación y malos tratos que reciben las personas con sobrepeso u obesas.

Un alegato obsceno

En cuanto a la cobertura periodística del reciente fallo absolutorio a un acusado de abuso sexual en Puerto Madryn, el foco de las publicaciones está puesto en el obsceno alegato de la defensora pública, María Angélica Leyba, y no en observar los estereotipos y violencias simbólica que sus palabras esconden. Si se nos permitiera una lectura a la luz de la definición que acabamos de aportar, podríamos encontrar rasgos de gordofobia cuando la defensora descarta la posibilidad de violación porque “estamos analizando un hecho de abuso sexual de una mujer obesa», aunque rápidamente aclare, “No es ofensivo”. O en sus apreciaciones con respecto a la “bombacha de escasísimas dimensiones que tenía manchas hemáticas», en referencia a una de las pruebas aportadas por la Fiscalía. Por detrás de sus palabras parece asomar todo un juicio de valor sobre qué tipo de mujeres son más propensas a ser víctimas de una violación, o para qué tipo de mujeres corresponde el uso de ropa interior pequeña.

El entramado patriarcal en la Justicia y en los medios

Pese al bombardeo mediático según el cual el fallo absolutorio se sustenta en la obesidad de la mujer,  las juezas explicaron que su decisión responde a que no se pudo comprobar el no consentimiento de la víctima, ni el dolo por parte del violador. Desde Fiscalía adelantaron que apelarán y destacaron que dos protocolos de abuso sexual fueron activados, a lo que se debe sumar la denuncia formal de la mujer. Con estos elementos, las juezas habrían contado con las herramientas necesarias para corroborar el abuso sexual con acceso carnal, delito que se le imputa al acusado. Sin embargo, no fue así.

Las relaciones sexuales no consentidas son una violación, estando tipificadas por el artículo 119 del Código Penal. Muchas mujeres son víctimas de distintos tipos de violencia en sus hogares. En muchos casos, se llega a un nivel tal de naturalización de esas violencias que la relación con el abusador puede durar años, provocando secuelas psicológicas y físicas, o incluso la muerte (femicidios) de la mujer y/o de sus hijos. Según un informe reciente de la Organización Mundial de la Salud sobre violencia sexual en América Latina y el Caribe, se estima que sólo un 5% de las víctimas adultas de violencia sexual en la región denuncian el hecho ante las autoridades. ¿Los motivos? Falta de información sobre los derechos de las mujeres, trabas burocráticas y violencia institucional en comisarías y juzgados.

Por otro lado, existen en Madryn colectivas feministas, agrupaciones políticas y profesionales que se desempeñan en distintos ámbitos, tanto socio-comunitarios como educativos, judiciales y de otro tipo, en instituciones o locales a lo largo y ancho de la ciudad. Redes que ofrecen espacios de expresión, contención y/o acompañamiento, como Magdalenas Puerto Madryn (teatro de las personas oprimidas y laboratorios) o el Frente de Mujeres Unidas y Organizadas (asesoramiento jurídico gratuito para mujeres, los miércoles a las 17 hs. en Domecq García Norte 422).  A nivel estatal, funciona la línea 144 para denunciar violencia de género las 24 horas del día, todo el año; la Comisaría de la Mujer, ubicada en Fontana 56, Fiscalía o el Servicio de Atención a la Víctima en H. Irigoyen y Paulina Escardó.

* Luciana Grandón es feminista, locutora nacional, periodista y docente. Conduce el programa “Escucho Voces” en Radio Ciudad (Puerto Madryn); escribe en Infoleaks y Chubut Cultural. Integra Red Aborto. Participó como oradora en movilizaciones como Ni Una Menos, Paro Internacional de Mujeres,  Día Internacional de la Lucha por la Despenalización del Aborto, Día Internacional de la Lucha Contra la Violencia hacia las Mujeres, etc. Es miembro de Enredados (Red de Periodistas por una Comunicación Responsable de la Niñez y Adolescencia.

 

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