Ailén Tapia fue la primera de las acusadas en declarar ante el tribunal que preside Hugo Greca. Narró que fueron sorprendidos por el procedimiento policial en el que resultó detenida y que vio a su machi con los dientes llenos de tierra y la cabeza contra el suelo, mientras uniformados la retenían igual que a ella.
En su declaración testimonial afirmó que era vital para ella tener a su machi y por eso venía a verla desde unos mil kilómetros. El día del procedimiento de desalojo en el que resultó detenida, afirmó que se sorprendió en la madrugada con los gritos y los tiros. “Yo agarré a una nena de 3 años en brazos pero no pude correr mucho. Me quedé escondida ahí hasta que me agarraron. Lo primero que hicieron fue arrancarme a la nena, no la volví a ver”.
Prosiguió relatando que “me agarraron tres hombres al menos, no los veía, uno me puso la rodilla en la cabeza contra el piso, los otros me pisaban las piernas con los botines”. Ahí escuchó “comé tierra india”, mientras pudo ver que otros uniformados retenían en similar posición a su machi, Betiana Colhuan.
Agregó Tapia que “las machis son nuestras gúias espirituales, es de vital importancia, yo vengo de mil kilómetros para ver a mi machi, es vital que esté sana y viviendo libre en el territorio” y calificó los procedimientos como una “cacería”, que quedó demostrada “con el asesinato de Rafael Nahuel” y concluyó “llegaron de madrugada, de noche, fueron dos segundos, se escuchaban tiros y los niños fueron gaseados”.