Por Marcelo García.

Los intentos para forzar la explotación minera en Chubut vuelven a tomar impulso desde sectores empresariales. Con el apoyo de dirigentes políticos y sindicalistas, la avanzada pro minera se monta sobre algunos medios de comunicación, que niegan los,riesgos de contaminación y apuntan a las supuestas bondades que podrían atenuar los impactos de la desocupación creciente en el Valle provincial.

El lobby prominero acelera la presión para imponer la extracción de los minerales existentes en la Meseta chubutense a través de la zonificación. Como en un movimiento de pinzas para conseguir la imprescindible licencia social, arrancó la maquinaría mediática y luego se sumó el sector político y sindical –aunque dividido- para volver a poner en el tapete de la discusión la minería.

Un eje mediático concertado busca abrir una brecha en la opinión pública sobre las supuestas bondades de la minería frente a la creciente cantidad de desempleados existentes en casi todas las ciudades del norte de Chubut.

Varios medios de comunicación del Valle vienen poniendo en agenda de manera casi cotidiana los beneficios que generaría la minería en Chubut; y en los últimos días apresuraron el proceso de difusión para convencer a los chubutenses de las bondades mineras y los impactos positivos que generaría la puesta en marcha del Proyecto Navidad que impulsa Pan American Silver.

Uno de los diarios decanos de Trelew reprodujo un informe empresarial elaborado por la minera canadiense involucrada que detalla minuciosamente todos y cada uno de los efectos positivos que tendría la minería para la generación de empleo en la provincial y los alcances del compre entre las Pymes locales.

Una impronta similar tuvo a mediados de agosto El Diario de Madryn, pero basándose en un informe de la consultora ABECEB, aunque con una minuciosidad menor.

Casi en un corte y pegue del informe de la minera, se puso énfasis en que el 45% de las inversiones mineras en la Meseta y vinculadas al Proyecto Navidad quedarán en menos de proveedores locales, pormenorizando los alcances en los sectores industriales y de servicio de la región valletana, radicados especialmente en las ciudades de Trelew y Puerto Madryn.

“Se podría dar un fuerte impulso a las industrias y cooperativas textiles de la región. Requerirán a empresas y comercios de la zona servicios de transporte, maquinarias, vehículos, materiales de construcción y repuestos”, enfatizó el artículo de la semana pasada.

 

Salvavidas de plomo para el elevado desempleo

 

Uno de los principales argumentos de la arista mediática viene siendo la generación de empleo que permitiría la actividad minera, tanto en la explotación en sí misma como en las actividades colaterales que oficiarían de proveedores; asegurando que “Se crearán 2.700 empleos directos e indirectos, de los cuales 1.500 serán mano de obra local”.

Para que no queden dudas sobre los alcances del impulso minero, se insiste en que “En cifras concretas, se invertirán en mamelucos 325.550 dólares anuales; en guantes u$s207.736; en calzado u$s195.639, y en otros accesorios 88.573 dólares. Estos gastos se incrementan a u$s1,4 millones en el segundo año de la construcción del campamento minero… Las industrias de la región podrían fabricar mamelucos por u$s71.888 anuales y equipos térmicos por u$s34.244 anuales más otras prendas, como por ejemplo camperas y jeans, solamente para atender esta demanda”.

No conforme con la rigurosidad periodística sobre los mamelucos, se aventura que los comercios de alimentos y servicios de Trelew, El Valle y Puerto Madryn, “serían uno de los sectores más beneficiasos y que “Pan American Silver prevé gastar 4,5 millones de dólares anuales para proporcionarle tres comidas diarias a los más de 600 empleados directos del campamento minero. Esta cifra ascenderá a 7,5 millones de dólares durante el segundo año de construcción de la planta minera en la meseta chubutense”.

Con una altísima desocupación que impacta de lleno en las ciudades del Valle, tanto en Trelew, como en Rawson y Puerto Madryn, y con indicadores que se ubicaron según el INDEC en los segundos más elevados del país tras alcanzar un desempleo del 11,7%; los 1.500 empleos locales que generaría la minería en Chubut tienen gusto a poco si se considera que en la región como mínimo hay 8.000 desocupados y otros 4.000 subocupados, aunque para quienes intentan conseguir un trabajo en la mina o en algún proveedor la consideración es completamente diferente.

Mientras tanto, el polo mediático prominero se empecina en convencer a la opinión pública regional que la única salida posible es habilitar la zonificación y poner en marcha el Proyecto Navidad; obviamente que el pasivo ambiental y el corto plazo de explotación –con un máximo de 17 años- no se contabilizan entre las variables prometedoras.

 

El oficialismo reinstaló la avanzada

 

Desde la llegada del macrismo al poder se reabrió la esperanza del brote verde minero. Es que para la gestión de Cambiemos que encabeza Mauricio Macri, la minería es una de las tres patas productivas en las que se sustenta el modelo económico sin valor agregado y extractivista; las otras son las vertientes agroexportadoras y la de Vaca Muerta.

Aunque no solo el macrismo se cargó al hombro el impulso del lobby minero, desde Chubut buena parte de la clase dirigente se encolumnó detrás del empresariado. Tras la visita del ex ministro Juan José Aranguren por Telsen a principios de año se hicieron mucho más frecuentes y deliberadas las declaraciones de políticos (tanto de Cambiemos como del PJ en casi todas sus vertientes) y sindicalistas que apoyan la zonificación.

El último y más reciente político que insistió con el tema minero fue el presidente de la Legislatura Roddy Ingram, quien ratificó que recibirán a los intendentes de la Meseta que apoyan el Proyecto Navidad y que impulsan la zonificación que excluiría a Esquel. El diputado de ChuSoTo adelantó que “La mayoría de los diputados provinciales tiene una decisión tomada sobre la zonificación”.

En las huestes legislativas se intenta avanzar con el proyecto presentado por los diputados Alfredo Di Filippo y Sergio Bruscoli -del bloque Convergencia- e impulsado por los intendentes promineros de la Meseta, y así derribar la prohibición para instrumentar la delimitación que establecía el artículo segundo de la Ley 5.001 que fuera sancionada en el 2003, pero la ausencia de licencia social se lo impidió hasta el momento.

El gobernador Mariano Arcioni, alejándose de la postura del fallecido Mario Das Neves, se mostró públicamente titubeante sobre el tema de la minería y la zonificación, quizás para no pagar el alto costo político en las urnas y menos aún ante un posible adelantamiento de los comicios del 2019, pero desde las huestes del parido por el que gobierna se detectan los principales impulsores de la habilitación minera en Chubut.

Tras el categórico rechazo a la zonificación minera votado por el Consejo Superior de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco -sancionado a mediados de agosto-, el primero en sacudir la modorra fue el diputado oficialista Jerónimo García, quien a principios de septiembre reveló que “hay mucho interés del Estado nacional por hacer la apertura” de la minería en Chubut.

García inmediatamente aclaró que “la instrucción que me dio el Gobernador es tratar de conseguir un esquema que favorezca a la provincia, después de cumplir los pasos de lo que él establece, siempre que se trata este tema, de producir el necesario debate, de que toda la opinión pública esté informada y que se contemple un aspecto primordial, que es obtener la licencia social. Lo que pasa es que del otro lado hay mucho apuro”.

Esta semana, la diputada Alejandra Johnson Taccari (Chubut Somos Todos) coincidió con su par Ingram y sostuvo que “hemos visto en este último tiempo un parate respecto a la discusión sobre minería. También es una realidad que hay tres proyectos en comisión y mi postura es la que siempre manifesté y es dar la posibilidad de que todos se puedan expresar y conocer de qué se trata la cuestión”.

Apuntando a la cuestión laboral como principal argumento, Taccari señaló que “La gente sufre la falta de trabajo y muchos han visto la posibilidad de desarrollo minero para salir del asistencialismos porque muchas veces esperan el aporte del gobierno para salir de la crisis”.

La última puntada oficialista, la dio el ministro de Hidrocarburos y Minería Martín Cerdá; quien defendió la explotación minera en Chubut y sobre Pan American Silver sentenció que “Yo creo que es gente muy responsable, con estándares de calidad muy altos”. El funcionario admitió que el gobernador “es consciente de los beneficios” de la industria, pero puntualizó que Arcioni “Necesita tener ese termómetro de la sociedad que realmente se exprese”.

 

Gremialismo dividido por la grieta minera

 

Desde el sindicalismo, el dirigente petrolero Jorge Avila volvió a insistir recientemente con el avance de la actividad, aseverando que “la minería puede ser un camino, tratada dentro de los márgenes que se puedan… Ojalá lo podamos hacer. Veo que en otros países del mundo lo hacen”.

Con una postura diferente, la Central de los Trabajadores Argentina de Chubut destacó públicamente su nuevo rechazo a la explotación minera en la provincia. Despegándose del posicionamiento del Asijemin –que impulsa la actividad minera- señaló que la CTA “no avala, ni acompaña ninguna actividad lobista que promueva la megaminería”; para luego reafirmar que “repudiamos el saqueo económico, ambiental, social que significa este tipo de actividad, generando en los lugares donde se desarrolla más pobreza que la existente y representando el negocio de unos pocos vivos a costa del saqueo de los bienes naturales de nuestro territorio”.

La junta ejecutiva provincial y todas las regionales de la central gremial de los estatales, enfatizó que “hacemos pública la acción que como CTA, formando parte del MUS (Mesa de Unidad Sindical) hemos realizado, presentando cartas a las Asambleas de la Provincia, con el ánimo de coordinar y fortalecer acciones en conjunto a fin de ponerle un freno a los intentos de la avanzada lobista minera”.

 

Minería y desocupación, ¿única opción el derrame?

 

Es indudable que la actividad minera posibilita un movimiento económico que puede traducirse en la generación de empleo regional, más allá del uso mediático de las fotografías con largas filas para presentar currículums, aunque en muchos emprendimientos mineros ya existentes se efectúan reclamos permanente por la falta de concreción o para la profundización del compre local.

Pero más allá de la creación de puestos de trabajo y sin perder de vista el riesgo ambiental existente, habría que ahondar la generación de riqueza a favor de la Provincia y cómo ese proceso se traduce en mejores niveles de ocupación, salarios acordes al costo de vida (tanto en los directos como en los indirectos) y el incremento de los ingresos del Estado provincial para que luego pueda traducirlos en obras y servicios que beneficien la calidad de vida del conjunto de los habitantes chubutenses.

A pesar del generalizado rechazo social a la minería, de los movimientos antimineros locales y la existencia de una ley que hasta el momento prohíbe la actividad en el territorio provincial; tal como está planteada la propuesta del Proyecto Navidad es de esperar que la teoría del derrame sea la encargada de resolver algunos de acuciantes problemas que tiene Chubut y padecen los habitantes del Valle.

Casi sin intervención del Estado para planificar y decidir, cobrando sólo hasta un 3% de regalías y esperando que el mecanismo de explotación capitalista más puro pueda y decida derramar sus riquezas sobrantes, los excluidos laborales deberán esperar con las manos juntas, ya sea para rezar o para poder agarrar algunas migajas que les hagan más fácil la vida y la supervivencia cotidiana.

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