Por Yanina Bellizzi
Todes seguramente tenemos algune familiar, amigue o pareja a le cual escuchamos constantemente quejarse sobre la situación sanitaria actual. Incluso los medios de comunicación nos alertan de forma reiterada sobre lo estresades que estuvieron (y están) aquelles que como personal de salud enfrentan día a día la COVID-19. Dicha apreciación, que tal vez muches podrían catalogar como subjetiva y con una carga emocional muy grande, se convierte en realidad cuando la evidencia científica así lo sustenta.
En ese sentido, miembros del Hospital de Clínicas realizaron un estudio para evaluar los niveles de estrés en el personal de salud que habitualmente asiste a la institución. ¿Cómo lo hicieron? En primer lugar, tomaron una muestra de cabello de médiques, enfermeres, residentes y personal administrativo, tanto de quienes se encontraban en contacto con pacientes como aquelles que no. Luego, evaluaron los niveles de cortisol (una hormona que es liberada por el cuerpo en respuesta al estrés crónico) y relacionaron estos resultados con índices de estrés psicológicos conocidos y utilizados en diversas partes del mundo para determinar el grado de desgaste emocional de esa persona.
Para conocer un poco más sobre este proyecto, desde Escritura Feminista nos comunicamos con Bibiana Fabre, la investigadora a cargo. Ella nació en Resistencia (Chaco), es Dra. en Bioquímica de la UBA, profesora adjunta de una de las materias de la carrera de Bioquímica (UBA) y jefa del área asistencial del sector de endocrinología. Además, cuenta con numerosos posgrados que avalan su especialización en endocrinología clínica y control de calidad.
Escritura Feminista: ¿Cuál es la importancia que reviste este proyecto para vos, tanto a nivel profesional como social en este contexto en particular?
Bibiana Fabre: Lo novedoso o particular en cuanto este proyecto de investigación es que establecimos un procedimiento único en el mundo, porque desarrollamos un método que permite medir el cortisol en cabello mediante un sistema automatizado de bajo costo mientras que en el resto del mundo se realiza por métodos manuales o automatizados de alta complejidad. En cuanto al impacto social, resulta relevante ya que el estrés crónico está asociado a un gran número de patologías de alta prevalencia como la obesidad, enfermedades cardiovasculares y hasta cáncer.
E.F.: ¿Este proyecto surgió a raíz de la pandemia o hicieron una medición de este estilo pre-pandemia?
B.F.: Realizamos una medición de este estilo previo a la pandemia, en el año 2012, intentado poner a punto un método de determinación de cortisol en cabello diferente a los convencionales, ya que el procedimiento de referencia es muy costoso y se necesita de personal especializado para poder procesar las muestras. Luego de mucho trabajo y de sumar colaboraciones que nos permitieran solventar económicamente el gasto que implica, recién en 2019 pudimos publicar la validación completa del método automatizado para la medición de cortisol en cabello de acuerdo a las normas y estándares internacionales.
E.F.: En pocas palabras, ¿por qué cortisol y en cabello? ¿Qué ventaja tiene el método automatizado con respecto a otros?
B.F.: La ventaja que tiene el método automatizado es que presenta muy bajo costo, utiliza una muestra no invasiva y permite medir los niveles de cortisol de les pacientes en los últimos tres meses en muchas muestras en simultáneo. Diría que la ventaja más importante del método es la utilización de cabello para la determinación ya que mediante el uso de muestras convencionales, como saliva o sangre, solo es posible cuantificar los niveles de esta hormona en ese momento particular.
«Así, la medición de cortisol en cabello se asemeja a medir la concentración de hemoglobina glicosilada en diabéticos y por eso hoy en día se lo propone como el mejor biomarcador de estrés crónico».
E.F.: ¿Hicieron alguna distinción por género en cuanto a los niveles de cortisol encontrados y la correlación con los otros parámetros de estrés medidos?
B.F.: Sí, si bien la población considerada en el análisis incluyó tanto a varones como a mujeres, del total de profesionales de la salud evaluades las mujeres constituyeron un 71%. Así, se infiere que las mujeres se encontraron más afectadas que los varones como personal de salud en el año de pandemia. Los resultados indicaron que, del 100% de la población, un 40% presentó niveles de cortisol en cabello alterados y de ese porcentaje, un 12% un índice de Bernaut (encuesta de estrés laboral a nivel psicológico) elevados. Asimismo, de ese porcentaje casi un 80% del personal estudiado (médiques, residentes y enfermeres) tenía contacto frecuente con les pacientes.
E.F.: Si el índice de Bernaut solo evalúa el estrés laboral, ¿cómo se puede incluir dentro de la medición el estrés por fuera que trae cada individuo? Considerando, por ejemplo, que en general las mujeres al llegar a sus casas cuentan con tareas extra.
B.F.: Para incluir condicionantes no laborales del estrés determinamos varias encuestas psicológicas: estrés percibido por el individuo, nivel de apoyo social y escala de eventos de vida Home-Rahe. En esta última, que tal vez sea la más subjetiva de todas, se hacen preguntas muy generales y se le indica a la persona que marque qué sucesos acontecieron en su último año (por ejemplo, muerte de une familiar, separaciones y problemas económicos). Así, una vez recopilados estos datos y los niveles de cortisol en cabello, pudimos establecer que los niveles hormonales presentaron una asociación marcada con los índices de estrés emocional evaluados, particularmente con escala de estrés percibido. Asimismo, algo que es muy interesante, es que los niveles de cortisol en cabello tienen una relación inversa con la edad. En otras palabras, se hallaron altos niveles de este biomarcador en personas más jóvenes y esto está muy relacionado con el accionar de les residentes, quienes fueron y son les que desde el primer momento asistieron en la pandemia sin restricciones horarias. Otra vinculación interesante es que evidenciamos una relación inversa entre la escala de eventos de vida y el apoyo social, es decir que aquellos individuos que tuvieran menor apoyo social tenían mayores eventos de vida.
E.F.: ¿Se tomaron o toman medidas orientadas a revertir estos resultados?
B.F.: Sí, lo que se hizo fue ofrecerles a todes les participantes, independientemente de los niveles de cortisol en cabello encontrados, una serie de videos cortos (duración menor a 5 minutos) donde se les enseñaban técnicas de relajación, de respiración y de reestructuración cognitiva.
E.F.: ¿Tienen algún proyecto pensado a futuro para hacer un seguimiento de la evolución del personal de salud afectado?
B.F.: Sí, en julio vamos a volver a realizar una medición de cortisol en cabello en les agentes de salud del Hospital de Clínicas. En principio pensábamos que en esa fecha íbamos a estar libres de pandemia, pero como no es el caso, probablemente lo que veamos sea el impacto en el personal de salud habiendo transitado la segunda ola (ya que la medición hormonal determina el estado de estrés de la persona durante los tres meses anteriores). Además, vamos a realizar un estudio de estrés multicéntrico, con otros nosocomios, con la finalidad de determinar el impacto de la pandemia en una población más amplia y diversa. Algo que me parece importante recalcar acerca de este estudio es que uno de los hospitales que participará (San Isidro) utiliza como herramienta de contención para el personal de salud talleres de meditación. Considerando esto, podríamos ver si existen diferencias en los resultados a partir de la aplicación de este recurso.
E.F.: Sabiendo que hoy en día codirigís este proyecto de investigación y sos la jefa del sector asistencial de endocrino, ¿fue difícil llegar allí? ¿Con qué limitaciones te encontraste a lo largo del camino? ¿Ser del interior fue un limitante? ¿Y ser mujer particularmente en tu experiencia?
B.F.: Sí, realmente fue muy difícil. Sinceramente, porque al ser mujer todo cuesta más. También el ser del interior suma, ya que si bien parece que une pertenece al lugar luego de muchos años de trabajo, en realidad no. Tampoco fue fácil patentar el método de medición de cortisol en cabello por la UBA. Creo que cuesta mucho el ser reconocida, por los condicionantes que antes te mencionaba e incluso desde lugares prestigiosos dirigidos por mujeres.
E.F.: Por último, ¿tenés algún mensaje que quisieras darle a las mujeres de la ciencia que vienen o que quieren realizar un proyecto de investigación del estilo?
B.F.: Fundamentalmente que une tiene que seguir adelante siempre, confiar, ser fiel a sus valores y no dejarse condicionar por la discriminación a nivel de género. En ese sentido, creo que une tiene que enfocarse en lo que hace y no mirar a les otres. Eso me ha servido para crecer y canalizar las energías positivas en todos los proyectos que encaré. Además, acompañando a esos objetivos personales, es muy importante formar un equipo de trabajo armonioso donde «les alumnes superen a le maestre» para que el trabajo pueda perpetuarse y el conocimiento se traslade.
«Creo que ese tipo de transmisión es muy rica y necesaria, ya que tenemos que entender que ningune es imprescindible. Esto resulta especialmente difícil de entender en un ámbito tan competitivo, egoísta, elitista y de muy difícil reconocimiento entre pares como es el científico».
Fuente: Escritura Feminista