Luego de diez días de negociaciones en Gran Bretaña, los acuerdos de la cumbre climática COP26 comenzaron a tomar forma en un borrador de la declaración final de Glasgow que vuelve a poner el eje en la necesidad de reducir a las emisiones de gases del efecto invernadero. Pero esta vez con una diferencia: acorta los plazos de cumplimiento de las metas y compromete a las empresas de transportes a ponerle fin a la producción de vehículos con combustibles fósiles.
El texto final aún se está de debatiendo. Pero los organizadores del encuentro que reunió a mandatarios, empresarios y referentes de organizaciones sociales ya dieron varios avances bajo una premisa: los cambios deben darse de manera “rápida, profunda y sostenida” ante el incumplimiento de las metas pautadas en la cumbre de París 2015.
El acuerdo de la COP26 gira en torno de tres grandes metas:
- Recortar las emisiones un 45 por ciento para 2030 respecto a los niveles de 2010 para alcanzar la neutralidad de carbono, o sea emitir tantos gases como los que se retengan tanto por medios naturales como artificiales.
- Urgir a los países a «acelerar la reducción progresiva del carbón y de los subsidios a los combustibles fósiles».
- Cuestionar a las naciones ricas por incumplir con su promesa de dar 100 mil millones de dólares al año a los países pobres para ayudarlos con el calentamiento global.
El objetivo que se sigue persiguiendo es la reducción de las emisiones de carbono, que siguen lejos de limitar el calentamiento global a +1,5 ºC. La declaración expresa «alarma y preocupación», ya que el actual nivel lleva al planeta hacia un calentamiento «catastrófico» de +2,7 °C, o +2,1 °C.
Se prevé que el texto final de la COP26 será sellado el próximo fin de semana por parte de los casi 200 representantes de los países que asistieron a los encuentros en Gran Bretaña.
El fin de los autos a nafta
Sin embargo, el acuerdo final incluye un capítulo promisorio: el compromiso de países y empresas a sustituir progresivamente la producción de vehículos tradicionales por unos que tengan “cero emisión” de combustibles fósiles.
En otras palabras, es el principio del fin de los transportes a gasolina o diésel, y el inicio de una producción en serie de vehículos alimentados con otro tipo de energía, hasta ahora en etapa experimental.
Hasta el momento, este compromiso fue firmado por 27 países y por lo menos seis multinacionales automovilísticas: Ford, General Motors, Mercedes-Benz, Volvo, JLR y BYD. Entre los países están Holanda, el Reino Unido, Finlandia, Israel, Nueva Zelanda, India, Canadá y Chile.
Entre todos representan casi el 15 por ciento del mercado mundial del automóvil: 11,5 millones de vehículos. El objetivo es a largo plazo: que la sustitución se haga efectiva, por lo menos, en 2035; y que se concrete en mercados clave, es decir que no en todos los ámbitos y usos.
En tanto, Argentina, México y Paraguay, productores clave en América Latina, acordaron poner fin a las ventas de vehículos a combustión interna (con combustibles fósiles) para 2040.
Mientras se ultima la declaración final Glasgow, se intentará que más países adhirieran a este objetivo. Por ejemplo China, que es el mayor mercado automovilístico del mundo y, a la vez, lidera la producción de vehículos eléctricos. Pero gran parte de la energía generada en el país depende del carbón.
Fuente: P12