Por Mauro Millan.
Así como el sol llega de su largo recorrido, vitalizándolo todo, la memoria y el saber de nuestros antepasados también retorna. Cientos de lofche renovarán su compromiso con las fuerzas de la naturaleza. La defenderemos. Como hicieron nuestros ancestros y como lo harán la futuras generaciones.
Aprovecharemos cada vestigio de sol para alumbrar aún más el retorno al saber, al kuyfi kimun, saber ancestral que nos nutre dándonos la convicción para luchar por un mundo más respirable. Ese sol que no conoce de fronteras alumbrará desde la puelmapu hasta el lafken mapu…
El wallmapu se iluminará y por ende nuestras conciencias tendrán la claridad que tuvieron nuestros abuelos y nuestras abuelas: no olvidar jamás celebrar la libertad cuando nos sentimos parte de esta inmensa mapu.
Levantaré la ceremonia de la bienvenida del sol, wiñoy tripantu; we tripantu diremos; we tripantul celebraremos. Me acordaré de las fuerzas del lugar, de mis antepasados, de mi gente y de las gentes.
Pediré más fuerzas para quienes luchamos, para los condenados, para los presos, por los espíritus de los jóvenes mapuche asesinados… para que mi Pueblo no claudique jamás ante estos estados que administran la muerte! Hare katan kawiñ a mi ñawe y saldrá su mapu uy, el nombre de la tierra.
Así será, el calor del pillan kutral será testigo y finalmente diremos: el sol ha retornado y con él nuestra esperanza de seguir siendo mapuche, gente de la tierra.

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