Por Loló Fernández Bravo

Desde el 12 de agosto todos los derechos ganados por las mujeres a partir del 2001 sienten la llegada del régimen talibán en el país. Si bien hicieron promesas sobre mantener el orden, ¿qué es orden para ellos?

Hace 20 años, el régimen talibán (un grupo paramilitar fundamentalista islámico) amenazó y atacó a las mujeres afganas de una manera totalmente vulneradora de derechos humanos. Si bien se teme que su presencia en el gobierno signifique un retroceso en materia de derechos, su portavoz Zabihullah Mujahid aseguró en su primera comunicación oficial que «a las mujeres se les permitirá trabajar y estudiar y serán muy activas en la sociedad, pero dentro del marco del islam».

Tras cinco años en el poder, los talibán fueron derrocados en 2001. De esa manera, se terminó la imposición que establecía que las mujeres no podían estudiar ni trabajar como tampoco podían salir de sus casas sin que un familiar masculino las acompañara, incluso mantenían una costumbre tan antigua como el apedreamiento de las acusadas de adulterio. 

¿Qué pasó el pasado 12 de agosto?

El jueves 12 de agosto los talibán irrumpieron en la ciudad, plantaron sus banderas blancas y proclamaron la fe islámica en una plaza central, sembrando el terror en la ciudadanía afgana. De esta forma, lograron controlar más de dos tercios del país. Desde ese día, gran parte de la población está encerrada en su casa, con miedo de salir y preocupada por cómo seguirá la situación.

Esto ocurre luego de que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunciase la retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán. La medida supuso el fin de una guerra que se extendió durante alrededor de 20 años. Al mismo tiempo, abrió paso a la inestabilidad política en la nación de Medio Oriente.

«Siento que somos como un pájaro que hace un nido para vivir y se pasa todo el tiempo construyéndolo pero, de repente y sin poder hacer nada, ve cómo otros lo destruyen», dijo Zarmina Kakar, una activista de los derechos de la mujer de 26 años en Kabul, en conversación con la agencia de noticias The Associated Press.

Al mismo tiempo, Aisha Khurram, representante de la juventud afgana ante la ONU y estudiante de la Universidad de Kabul, expresó:

«Es una pesadilla para las mujeres que han estudiado, que piensan en un mañana mejor para ellas y las generaciones futuras».

– Aisha Khurram.

Según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), casi 250.000 afganos y afganas huyeron de sus hogares desde fines de mayo por miedo a la vuelta de los talibán. El 80% de quienes se fueron son mujeres, niños y niñas. Entre quienes se quedaron, unas 3.000 familias, están viviendo en tiendas de campaña dentro de un parque de Kabul y otras en las calles de la capital afgana.

El primer día bajo el control de los talibán fue caótico: miles de personas desesperadas por huir del país desbordaron el aeropuerto internacional de Kabul intentando tomar vuelos de repatriación luego de que el mismo presidente afgano huyera en secreto. El estallido dejó hasta el momento cinco personas muertas.

Prohibiciones y castigos hacia las afganas

Podemos decir que los talibán se caracterizan por su misoginia. En su ideología feroz se destacan las aberraciones hacia las mujeres, es por ello que ellas sienten tal temor con su regreso. En un recuento de las prohibiciones y los castigos aplicados hacia las mujeres encontramos:

  • No podían trabajar fuera del hogar, salvo que las hicieran acompañadas de un pariente masculino. Había algunas pocas doctoras y enfermeras que realizaban su tarea en hospitales de Kabul.
  • Debían llevar un velo largo llamado Burka, que las tenía que cubrir de la cabeza hasta los pies.
  • Cuando no cumplían las reglas de vestimenta, no estaban en compañía de un pariente varón o estaban mostrando aunque sea los tobillos, eran azotadas, golpeadas y abusadas verbalmente.
  • Se las lapidaba o apedreaba cuando se las acusaba de adulterio.
  • No podían usar cosméticos ni prendas brillantes.
  • No podían reírse a carcajadas porque los extraños no podían escuchar las voces de las mujeres.
  • Tampoco podían estudiar a ningún nivel, ni siquiera primario.
  • Estaban prohibidos los baños públicos femeninos.
  • No podían andar ni en bicicleta ni en moto.
  • Ni podían asomarse a los balcones.
  • Se les tenían prohibido tratar con comerciantes masculinos.
  • No podían ser atendidas por médicos varones.
  • Los sastres masculinos no podían realizar ropa de mujer.
  • No podían hablar ni mucho menos estrechar la mano de hombres que no fueran parientes.
  • Tampoco podían usar tacos para no hacer ruido al caminar.
  • Tenían prohibido aparecer en radio, televisión o encuentros públicos.
  • No podían realizar deportes ni ingresar a clubes deportivos.
  • Todas las ventanas debían estar pintadas para que no se viera a las mujeres desde afuera.
  • Hombres y mujeres no podían viajar en el mismo medio de transporte.
  • Tampoco podían usar pantalones anchos, ni siquiera debajo del burka.
  • Estaba prohibido fotografiar o filmar mujeres.
  • Como tampoco podía haber fotos de mujeres en diarios, libros o paredes de casas y tiendas.

Según lo que indicaba las normas que estaban en vigencia hace 20 años atrás, cualquier incumplimiento de la larga lista de reglas establecidas por el grupo podía sancionarse con el de castigo corporal público o, incluso, con la pena de muerte o la ejecución pública.

A raíz de la vulneración de derechos humanos, en 1977 se creó y se estableció en Kabul la Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán (RAWA). Entre sus declaraciones afirman que: «Las mujeres no tienen importancia a los ojos de los talibán a menos que se ocupen de la producción de niños, la satisfacción de las necesidades sexuales masculinas o las tareas domésticas diarias».

Pese a que los talibán afirmaron que si regresaban al poder en Afganistán respetarán los derechos humanos -de la forma más ortodoxa-, ya que el uso del burka no será obligatorio y que las mujeres podrán recibir educación en todos los niveles, las mujeres de este país que lograron volverse universitarias, alcanzaron puestos políticos y lugares importantes en el poder judicial, en el periodismo y en las fuerzas de seguridad, no confían en esas palabras.

Si quedan dudas, casos concretos

La periodista afgana Shabnam Bayani afirmó en conversación con la agencia de noticias ANSA que «las mujeres desaparecieron de las calles de Kabul por temor a la acción de los talibán». Sin embargo, la resistencia está de pieCuatro mujeres afganas llamaron la atención de la prensa por no temer a manifestarse públicamente.

Bayani también denunció que desde las regiones más alejadas de Kabul, como Helmand y Herat, llegaron noticias de mujeres esclavizadas después de que sus familiares varones fueron asesinados por los talibán. Y, como si eso no fuera suficiente, también expresó que recibieron noticias de que menores de edad fueron obligadas en los últimos días a casarse con combatientes talibán.

Tras dos décadas de avances, la única dirección de los derechos de niñas y mujeres de Afganistán debe ser hacia adelante, continuando con su ampliación y dejando de lado la opresión y la violencia.


Fuente: Escritura Feminista

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