Este 8 de marzo los pañuelos verdes y violetas bailan y se agitan. Puede parecer que es por el viento patagónico. Pero no. Son los tambores y cánticos feministas que vibran en el aire. También hay pañuelos fucsias, naranjas y negros. Y la bandera del orgullo, con la colorida impronta de las disidencias y personas no binaries. Flamean por encima del puesto de una feria, o abrazan arrugados los pies de micrófonos de cantantes y poetisas. Es que ha llegado la hora de un nuevo Paro Internacional de Mujeres, y Puerto Madryn también tiene su 8M.

Esta vez la Asamblea replicó la experiencia del último Encuentro Nacional de Mujeres, armando comisiones desde las que se organizó el recorrido de la marcha, incluyendo el operativo de seguridad a cargo de las propias mujeres; una olla popular para seguir bancando la crisis; las propuestas artísticas y los stands de feriantes dispuestas en todo el perímetro del Monumento a la Gesta Galesa.

En diálogo con Infoleaks, Rosana Linari, una de las integrantes de la Asamblea 8M Puerto Madryn, destacó la pluralidad de la convocatoria. “Es muy importante la suma de voluntades que se ha dado. Están representados muchos sectores, hay mucha variedad de mujeres de diferentes edades, mucha pibada, muchas adolescentes, mujeres de diferentes agrupaciones políticas, partidarias, y grupas de militancia. Así que sentimos que están representados muchos sectores de la ciudad.

Las consignas

El 8M llega en pleno año electoral y en medio de una crisis económica que quedará para la historia. Se armó mientras procesábamos lo que ocurrió con Lucía en Tucumán y en espera de lo que será la octava presentación consecutiva del proyecto de ley de aborto en el Congreso. Linari nos cuenta que todos esos temas estuvieron muy presentes en las asambleas, como así también el Basta de Feminicidios.

“Por eso paramos, y porque exigimos políticas de maternidad legítima, construida desde lo que nos pasa a nosotras, a nuestras cuerpas. Pero también hacemos hincapié en que es un paro de la mujer trabajadora en un contexto de crisis muy aguda en el que también nos autopercibimos como sostenes de familia. Sabemos que muchas mujeres bancan la olla, que está muy duro, que tenemos que sostener estas situaciones. Además, económicamente hay una brecha salarial que nos diferencia y que es asimétrica en relación a lo que ganan los hombres. Y eso es algo que no está directamente relacionado con los sueldos porque, lógicamente, sabemos que un docente varón y una docente mujer ganan lo mismo. Pero también sabemos que hay algunos trabajos a los que solo pueden acceder los hombres, porque la mujeres tenemos detrás las cuestiones de la maternidad, las licencias propias, o las que tenemos que pedir cuando se nos enferman nuestros hijes, que en algunos casos directamente no son otorgadas.”

Con respecto a la realidad de las mujeres que desearían parar pero no pueden, Rosana Linari expresó: “El derecho a la huelga es parte de lo que nos pasa, de nuestra construcción como trabajadoras. Y sí, somos conscientes de que muchas no pueden plegarse porque no gozan de esos derechos. Nos preocupa. Por eso la convocatoria de la jornada es a las 17:00. La marcha está prevista para las 18 horas y luego las actividades culturales. Las que no puedan marchar, podrán sumarse en ese momento.”

La jornada y sus momentos

El punto de encuentro es entre el Monumento a la Mujer Galesa y el Patinódromo. Habrá Feria de Emprendedoras y números artísticos. “Desde la comisión de cultura no llamamos nosotras a las artistas, sino que hicimos libre la convocatoria y se fueron sumando. Así que todas aquellas que quieran participar, serán recibidas con mucha alegría porque después de la marcha se vuelve al Patinódromo y allí va a haber una serie de números: poetisas, recitadoras, cantantes y bailarinas.”

En paralelo habrá también una olla popular, para la cual se recibieron donaciones de vecinos y vecinas que tuvieron varias formas de hacer llegar su aporte: entrega personal en Casa de la Mujer, mensajes por Whatsapp para coordinar con alguna de las integrantes de la comisión, o colaboraciones en las urnas ubicadas en una que otra despensa o almacén de la ciudad.

A la hora de pensar la seguridad de la marcha, surge otra característica de la organización feminista en las calles: el autocuidado. Y es que si el feminismo plantea una lógica por fuera de los parámetros patriarcales, ¿qué mejor experiencia que el cuidado y la logística de esta manifestación en manos de las propias mujeres? “El circuito ya está pensado, ya se diseñó”, nos dice Linari. “Se van a sumar unas tamborilleras en un lugar que nos parece clave, en Tribunales. Ahí nos van a estar esperando y se sumarán luego a la marcha para darle una estética rítmica y musical.”

Disidencias y personas no binaries

Mientras se avanzaba en los preparativos del #8M en Buenos Aires, se generó una controversia tanto en medios gráficos como en redes sociales, a raíz de la posición de las RadFem, una agrupación identificada con el Feminismo Radical. Se las acusaba de biologicistas y transfóbicas. Rápidamente, la histórica referente Marlene Wayar, o la escritora y artista Camila Sosa Villada, ambas mujeres trans, publicaron artículos en respuesta a la posición de las Rad Fem.

Bastante más al sur, en Puerto Madryn, Rosana Linari nos explicaba: “El feminismo radical se encarga de problematizar el sistema. Les no binaries también padecen esta opresión del sistema patriarcal y capitalista. El grupo que generó esta polémica se llama RadFem y, sí, puede ser una línea del Feminismo Radical, pero es un grupo que tiene esta cuestión biologicista o cientificista, y creen que el género es inamovible. Pero esto no ocurre acá. En las asambleas ninguna compañera se identifica con esa posición. De hecho, nuestra convocatoria es a mujeres, lesbianas, travestis, trans y personas no binaries.”

Al preguntar por qué diferenciar mujeres de lesbianas, Linari recomienda leer a Monique Wittig. “Textos como El Pensamiento Heterosexual, o Cuando las Lesbianas no éramos Mujeres, una entrevista que le hace Teresa De Lauretis. Porque antes las lesbianas no eran consideradas mujeres. Entonces, al no estar enunciadas podían, de alguna forma, liberarse de todas las opresiones que la sociedad le adjudica al término mujer. Porque es muy duro ser feminista, activista y asumir el ser mujer cuando sabemos cuáles son las connotaciones en esta sociedad: que te digan que ser mujer es ser una madre abnegada, responder a un patrón de belleza hegemónico, a una ideología, y ser parte de la opresión.”

Escuchándola nos preguntamos si hay algún día en que una feminista no tenga que dar explicaciones. Porque, en definitiva, se está armando todo el tiempo una nueva forma de decir, ya que, si se habita el mundo de otra manera, hay un punto en el que es necesario decir de otra manera. Y Linari se suma a la reflexión: “Es muy difícil habitar el feminismo, porque significa horizontalizar, negociar terreno todo el tiempo con otras mujeres, construir grupalmente y leer mucho. Leer, leer, leer, porque a pesar de que algunos pensamientos más del palo del machismo que no consideran al feminismo como una corriente de pensamiento filosófica, nosotras sabemos que sí lo es. Y no paramos de leer a las teóricas viejas, a las contemporáneas, los nuevos feminismos, las cuatro olas… hay que leer continuamente, deconstruirnos. Sobre todo las viajeras en el tiempo, como yo. Y charlar con la pibada que, como a mí me encanta decir, ya son nativas. Entonces hay un montón de conflictos que ya no tuvieron, ni defensas. Ya nacieron con esto. Y van por más.”

 

 

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